El «no» rotundo con el que Andrés Iniesta respondió este pasado miércoles a si podía confirmar el principio de acuerdo para renovar su contrato anunciado pocas horas antes por Josep Maria Bartomeu, pusieron en evidencia el malestar del manchego, que se ha sentido menospreciado durante las últimas campañas.
Iniesta acaba su relación contractual el 30 de junio de 2018 y ya se mostró evasivo a mediados de la pasada temporada cuando el club le hizo una propuesta para que continuara. «Ya iremos viendo», explicó. El futbolista empezaba a encontrarse desencantado. Han pasado cosas que no le han gustado y se ha sentido ninguneado. Con un trasfondo económico, el centrocampista también valora la aportación que puede realizar al equipo, ya que no quiere ser una rémora para Ernesto Valverde. No obstante, en plena negociación para las ampliaciones de contrato de Messi y Neymar, la oferta que le realizaron a él estaba muy por debajo de su caché en el fútbol mundial.
Iniesta vio como todos los futbolistas iban ampliando sus contratos y el club se afanaba en acordar renovaciones. Se sintió el último de la fila y eso intensificó su decepción porque nadie puede hacerte más daño que alguien por quien lo has dado todo. Hace pocas semanas disparó todas las alarmas en el club con unas duras palabras que ponían en seria duda su futuro como azulgrana. «Es un escenario que hace tres años seguramente nunca me podía haber imaginado… Digamos que pienso en el futuro cuando antes no lo hacía. A todos nos gusta que nos aprecien, valoren y respeten. Yo siempre he sentido aquí el cariño y el respeto de todos. Pero también tengo claro que en este club nunca se puede perder el respeto hacia personas que han dado la vida por estos colores, y a veces puede dar la sensación de que sí», explicó en una entrevista.
El héroe de Stamford Bridge, el que con su gol metió al Barcelona en la final de Champions League de París eliminando al Chelsea, el mismo que le dio a España su primer Mundial con un histórico gol en la prórroga ante Holanda, el jugador que ha salido aplaudido de todos los campos españoles de fútbol, reclamando cariño del club en el que milita desde que tenía 12 años.
Tras varias propuestas económicas que han llegado a molestar al propio Iniesta por las evidentes diferencias con otros futbolistas que no se le acercan en palmarés, en aportación ni en carisma culé, el Barcelona le ofreció hace unas semanas una renovación vitalicia en la que el propio Andrés puede decidir si prosigue o se retira. Esta propuesta satisface en su filosofía al manchego aunque las condiciones aún están lejos del acuerdo. La pelota está en el tejado del Barcelona, que debe aumentar la oferta para lograr la rúbrica del futbolista.
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