Una de las reglas de oro de la fotografía es que la mejor cámara es la que lleva uno siempre encima, y es que el fotógrafo siempre ha de estar listo para tomar la mejor instantánea.
Bajo esa premisa los fabricantes de móviles han apostado por incoporar cada vez mejores sensores a sus teléfonos, haciendo del smartphone un dispositivo perfecto para tomar fotografías en cualquier momento. Una carrera de innovación que ha tenido como efecto colateral la reducción del mercado de las cámaras digitales.
Antes de que llegasen los smartphones, la carrera por la fotografía digital hizo que los fabricantes de cámaras fotográficas apostasen por este formato, lo que les aportaba dos grandes ventajas: comodidad en el tratamiento de la imagen y reducía el tamaño de las cámaras. De esta forma, las cámaras digitales fueron popularizándose y el mercado fue creciendo desde el 2003 hasta el 2008, año en el que entró un factor diferencial, un muro contra el que competir: el iPhone.
En 2008 Apple lanzó al mercado la segunda versión de su teléfono, el iPhone 3G, que incorporaba una cámara de 2 megapíxeles, suficiente para quienes querían tener una dispositivo con el que tomar fotografías siempre en el bolsillo. Sin embargo, la competencia entre los fabricantes de teléfonos fue creciendo haciéndose cada vez más feroz, y las firmas de móviles entraron en un nuevo terreno en el que medirse: los megapíxeles.
A partir de entonces, y con la excepción del año 2010, el mercado de cámaras digitales ha visto cómo se han reducido los envíos de equipos año tras año. Esta reducción del mercado ha afectado especialmente a las cámaras con lente incorporada. Las compactas se habían caracterizado por ser cámaras digitales usadas por la gran mayoría de usuarios que sólo buscaba tomar recuerdos de forma fácil.
Eso sí, el smartphone no ha afectado de lleno a las cámaras con objetivos intercambiables ya que están orientadas a un sector mucho más profesional y que las cámaras de los teléfonos todavía se le quedan algo cortas.
Sin embargo, la disponibilidad de tener una cámara siempre a mano no ha sido el único motivo por el que los usuarios han apostado por cambiar su cámara digital compacta por el smartphone, y es que aquí también entra en juego el factor social.
Durante la popularización de los smartphones también comenzó el auge de plataformas y redes sociales orientadas hacia la fotografía en la que las cámaras digitales no podían entrar.
Aunque Flickr comenzó a popularizarse entre los fotógrafos digitales, el auge del iPhone también llegó a la plataforma y las imágenes eran cada vez más móviles. A Flickr le siguió los pasos Twitter, Facebook e Instagram, quienes apostaban por completo por la toma de imágenes a través de móviles de una forma fácil y directa.
La popularización de estas plataformas fue un clavo más en el ataúd del mercado de cámaras digitales, que pueden tener la puntilla en la última innovación de Apple: un sistema de fotografía con posibilidad de desenfoque que recuerda mucho al efecto que se puede conseguir con muchas cámaras réflex digital.
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